La mayoría de la firmas nacionales de sembradoras e implementos agrícolas se instalaron en la edición 2020 de la muestra con signos de cansancio y preocupación por el alto grado de inconvenientes que tienen los productores agropecuarios en el avance de la cosecha y la proyección de la nueva siembra.
Desde el primer día, el dato que dejaron los representantes de las cuatro cadenas de la producción sonó como una señal de alerta, ya que la falta de claridad en base al nuevo esquema de retenciones y sus modalidades -aún no implementadas- para la devolución de los porcentuales que van a segmentación, frenan la venta y la compra de nuevas tecnologías.
En ese marco, Alberto Morelli, el presidente de Maizar dijo que los desafíos internos son la sostenibilidad que exigen todos los mercados, principalmente el carbono neutro. «Desde el punto de vista internacional necesitamos que se representen nuestros eventos tecnológicos en los diversos foros del mundo. Hay que seguir trabajando muy fuerte con las misiones internacionales. El país necesita dólares».
El dato generó incertidumbre teniendo en cuenta que la dimensión sanitaria del coronavirus está comenzando a frenar la mayoría de negocios en el mundo, la transferencia de equipamiento, tecnologías y gran parte de las exportaciones.
En Expoagro los fabricantes de maquinaria agrícola volvieron a mostrar desarrollos que apuntan a devolverle al productor una mayor rentabilidad por cada peso invertido. También se notó que la inflación en dólares está generando una ventaja sobre los productos de fabricación nacional. De hecho, por primera vez en muchos años una línea de tractores argentinos podría arrimarse en su nivel de venta a las marcas multinacionales.
En la muestra, resulto curioso ver la nueva modalidad de adquirir productos a medida. Hoy el productor tiene la ventaja de armar su propio implementó agregarle una gran diversidad de accesorios y elementos tecnológicos que se suman a la electrónica, la autonomía, la robótica y la inteligencia artificial. Con eso puede hacer todo y manejar sus ciclos de siembras y cosechas.
Si bien los bancos, se presentaron como un socio estratégico para la maquinaria agrícola, dio la impresión que el grueso del esfuerzo solo se remitió a esos cuatro días. Con desembolsos cercanos a las 3.000 millones de pesos y un cupo aproximado en 15 millones por productor. Las tasas de interés rondaron el 16.9, 18.5, 19.9, 23 y 25 % no se anunciaron con extensión hacia los próximos meses ya que finalizada la muestra seguirán a partir del 27.9 por ciento.
Está claro que en la capital de los agronegocios es muy difícil canalizar los mismos con dirigentes políticos y empresarios divididos. Se percibió la distancia entre el cooperativismo los productores autoconvocados y el resto de los agricultores. «No están dadas las condiciones para los negocios», dijo Hugo Biga, un productor de Marcos Juárez que se sumó al reclamo marcando que la pérdida de rentabilidad no sólo será por problemas políticos y económicos sino por la situación de sequía. «Por más atractivas que sean las ofertas no estamos en condiciones de comprar fierros».
En la expo, sonó extraño el informe del Departamento de Agricultura de EE.UU (USDA) al incrementar en 1 millón de toneladas más la campaña de soja en Argentina.
Este organismo habla de 54 millones de toneladas mientras que la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) está dando 2 millones 500 mil toneladas menos. Alguien está obviando un dato. Otra vez el clima se suma al cóctel de problemas ampliados que tiene el campo.
A priori, los fabricantes de maquinaria agrícola que llegaron con un nivel de presión muy alta a Expoagro, se fueron dejando un poco de lado el estrés que tenían. Piensan que existen señales para reactivar la agroindustria, hay un regreso del crédito y el augurio de buenos negocios. Tal vez deban esperar un poco mas, ya que tarde o temprano volverán las buenas ventas.