Los argentinos pasamos de consumir 4 kilos por habitante por año -durante el 2002- a 17 kilos en lo que va del 2017. La cría de cerdos se ha transformado en una de las actividades que más valor agregado genera, así como también, fuentes de trabajo. Este año, el proceso productivo nucleó cerca de 35 mil puestos de trabajo indirectos. En total son 72 mil las personas que forman parte de la actividad.
El dato forma parte de los registros de la Asociación Argentina de Productores Porcinos (AAPP) y es correlativo con el crecimiento de establecimientos productivos durante la última década.
El avance comenzó desde que se puedo demostrar que la carne de cerdo es buena para la salud y siguió con un mejoramiento de la calidad de los cortes que generó una respuesta inmediata en las apetencias de los consumidores.
Actualmente, la cadena de carne porcina se divide en 2 partes. Una vinculada a la industria chacinadora que se abastece por medio de un alto grado de importación de animales; y la otra, constituida por pequeños y medianos productores de cortes frescos que logró generar el crecimiento sostenido de los últimos años.
«El mundo está observando que nuestro país, todos los años, aumenta su producción de carne entre 60 y 80 mil toneladas. Ese es un indicio para buscar ingresar al mercado argentino y muchos países han iniciado un proceso de penetración con sus productos», remarcó Juan Uccelli, presidente de la Asociación de Porcinocultores Argentinos, reclamando que el Estado Nacional vuelva a considerar la posibilidad de una protección a los productores locales.
Por ahora, más allá de lo productivo, la señal de alerta sigue posicionada sobre los posibles problemas sanitarios y la proliferación de una endemia.
«Argentina es el único país de América, que no tiene el síndrome respiratorio reproductivo porcino (PRRS), una enfermedad que cuenta con tratamientos avanzados e induce a los planteles al aislamiento preventivo», insistió Uccelli agregando que en los últimos años, el promedio de pérdidas de los productores norteamericanos por esta enfermedad ascendió a los 664 millones de dólares por campaña.