“Que a nadie del gobierno se le ocurra gastar nada a cuenta de esta próxima cosecha gruesa 2017/18”, decía en mi cuenta un Twitter hace 2 semanas atrás. La observación corresponde a Ricardo Baccarin, director de la firma Panagrícola, quien reconoció que el anticipo sigue tomando cuerpo en estos últimos días y la situación de muchas regiones productivas del país es altamente preocupante.
Bajo este escenario, y según informan desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la producción de soja alcanzaría solamente los 47 millones de toneladas. Es decir, que implicaría un recorte de algo más de 10 millones respecto a la campaña precedente.
Como consecuencia, se espera un fuerte impacto económico recaudatorio para este ejercicio, que también deberá descontar los 7 millones de toneladas (extras), proyectaba al inicio del ciclo.
Según Panagrícola, en maíz también las perspectivas son muy malas. La estimación de la Bolsa de Cereales (Bs. As.), refleja un final proyectado en 37 millones de toneladas, con una merma de 4 millones respecto a lo que se barajaba en septiembre del 2017.
Por ahora, las proyecciones privadas en general ofrecen cifras de producción aún más reducidas, pero el tamaño final de esta campaña se estaría definiendo en el curso de las próximas semanas. “Las lluvias que puedan llegar la semana entrante ofrecen, a esta altura, pocas chances de mejorar las cifras estimadas”, consideró el analista.
Por ahora, muchos observadores dicen que David Streit, el meteorólogo de Commodity Weather Group, es pesimista es sus concepto al afirmar que las escasas lluvias que se produzcan poco podrán contribuir a mejorar el estado de deterioro de los cultivos.
“Streit anticipa que el caudal de agua será insuficiente para Sudamérica y el stress de los cultivos persistirá por un tiempo”, afirma Baccarin, repasando la paradoja de Brasil que debió interrumpir la cosecha de soja y maíz tardío, por el desarrollo de precipitaciones en el curso de las próximas dos a tres semanas.
También en los EEUU, la ausencia de precipitaciones afecta al trigo de invierno ya implantado en las planicies centrales del país. El reporte del USDA sobre el estado de estos cultivos muestra que el 78% de los cultivos de Oklahoma y el 49% de los del estado de Kansas se encuentran “mal a muy mal”. Estos registros de deterioro se corresponden con los peores de los que se tenga cuenta, y los pronósticos no muestran que esta situación se pueda modificar en el corto plazo. La sequía reinante amenaza además con trasladarse hacia el Este, comenzando entonces a afectar a una parte del Medio Oeste de los EEUU, en el que en breve tiempo más se implantaran los cultivos de verano.
“Desafortunadamente, la mejora en las cotizaciones de Chicago se viene correspondiendo con la particular situación que atraviesa nuestro país. En el curso de este año los precios de la harina de soja mejoraron un 22 %, los del trigo un 12, los del poroto de soja un 10 y los del maíz un 8 por ciento. Todas estas subas se manifiestan a pesar del boom productivo en los EEUU en su última campaña agrícola, con existencias finales crecientes y muy buenos rendimientos”, enfatiza Panagrícola agregando que el mercado ha conquistado mejoras evidentes por el mal clima de nuestro país, en un contexto productivo aceptable en el resto de nuestra región.
Baccarín sabe que los operadores observarán -de ahora en más- cuál será el resultado final de nuestra campaña y la de Brasil. También que todo comenzará a centrar la atención en las alternativas climáticas de los EEUU.
“Cualquier falla de abundantes lluvias y temperaturas benignas en las condiciones que se vienen manifestando en los últimos 5 ciclos, tendrá como consecuencia directa una mejora sustancial en las cotizaciones”, alertó observando lo que pasa, en los últimos tiempos.