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El cerro de los perdidos

CHAMPAQUÍ. Así lo denominaron los pueblos indígenas originarios para significar -en Quichua- que la tierra puesta ahí, cumplía el objetivo de desviar el curso del agua.

CHAMPAQUÍ. Así lo denominaron los pueblos indígenas originarios para significar -en Quichua- que la tierra puesta ahí, cumplía el objetivo de desviar el curso del agua.

CÓRDOBA. YACANTO DE CALAMUCHITA. REPÚBLICA ARGENTINA.

Tierra de Pirkeros, con antiguas prácticas en el arte textil y teñidos sobre base de tintas vegetales y minerales. Tierra del cuarzo y la mica, capaces de espantar las energías negativas o fortalecer la economía de los lugareños cuando se baja la hacienda a pie –para su venta– hacia los pueblos más cercamos o el puesto de Los Corrales.

L a última expresión productiva -por encima del agroturismo- del Cerro Champaquí, murió hace 8 años, en uno de los días de Semana Santa. Se llamaba Doña Chavela, había tenido 9 hijos y contaba con un telar de 400 hilos que montaba sobre el ascenso, junto a su vieja tapera y bajo la sombra de los árboles de mimbre.

El Champaquí no sólo es majestuoso por su geografía y las aventuras de quienes alcanzan la cima del cerro; sino también, por sus historias simples y cotidianas.

En esta región de altas cumbres o sierras grandes, se destacan campos ganaderos aptos para la cría bovina, de ovejas y cabras. Muchas de ellas, luego son integradas cadena de ganados y carnes.

También la región está circundada por 7 lagos artificiales capaces de producir un caudal de energía que abastece a muchas regiones de las provincias de Mendoza y San Luis.

Desde las alturas del Champaquí se ven diminutos, como espejos en el agua, los lagos Piedras Moras, Arroyo Corto y Cerro Pelado. Se puede entender la región, como el eje del nacimiento del 70% de los ríos de Córdoba, la mayoría colmados de truchas que disfrutan del agua dulce, limpia, fría y de correntadas.

A mitad de camino, tal vez por encima de los 1.400 metros de altura, están los Tabaquillos. Estos árboles, oriundos de los Andes Peruanos, son una fuente de madera para los lugareños y tienen características particulares frente a la erosión hídrica de la zona.

La inmensa Pampa de Achala, muestra el camino de esta reserva provincial protegida para miles de turistas. Muchos; aunque sólo 20 mil al año ingresan en las alturas del Champaquí.

Según Daniel Mariani, uno de los pocos matriculados (www.naturalezacba.com.ar) para las travesías y ascensos, cada vez el más difícil para la gente desconectarse hacia el turismo alternativo. Este guía de montaña, asegura que el Champaquí es el lugar de nuestro país donde más gente se pierde y no logra dimensionar los senderos de regreso.

Suena extraño, aunque no es mentira. Se puede ver a la gente dando vueltas entre las piedras, esparcidas como piezas de rompecabezas, pues la particularidad del lugar hace muy difícil el retorno, si no se tiene la precaución de ascender acompañado por los expertos de la zona.

En esta especie de ranking de visitantes y precauciones, la provincia de Santa Fe es la que más aporta, ya que el 50% de los amantes de esta 2ª Maravilla Natural de Córdoba, son estudiantes de muchos colegios de la ciudad de Rosario y sus alrededores.