El agro empieza a sentir la ausencia de 30 millones de toneladas de granos y la pérdida de financiamiento por los porcentuales altos. La conclusión parte de varios empresarios de la industria metalmecánica que vienen cerrando pocos negocios, aunque con eventuales expectativas por el buen clima que acompaña la siembra de trigo.
Hace una semana, el reporte de las ventas indicaba que las fábricas de sembradoras acordaban entre 5 y 7 negocios puntuales, sobre una idea inicial que proyectaba superar las 15 colocaciones.
Esta vez, el entorno económico y político pegó directo sobre las expectativas que se habían generado, dejando atrás las líneas crediticias de 15 o 17,5 % que se ofrecían en el mes de marzo, frente a tasas del 30, 33 y hasta el 38 % vigentes desde principios de junio.
Entonces la combinación de pocas ventas y demasiada tecnología disponible, hace pensar que las grandes concreciones o cambios de implementos podrían planificarse para el ciclo agrícola 2019/20.
Ahora, hay otro factor que está dando vueltas y comienza a ser pronunciado por las firmas multinacionales con mayor prevalencia. Es probable que en pocas campañas, la incursión de la electrónica exija que todos los equipos estén conectados para un mejor funcionamiento. Es decir, ya no va a alcanzar solo con el tractor y la cosechadora sino que se necesitará el portfolio completo.
“Entran a jugar los equipos de siembra, pulverización, así como también, aquellos que vinculen a una Argentina más conectada con la ganadería, la generación de energía y la utilización de equipos forrajeros que todavía tienen un peso relativo menor”, remarcó Fernán Zampiero, director de Ventas de John Deere agregando que el desafío es crecer en la producción de sembradoras, pulverizadoras y maquinaria para forrajes.
Para ello, anticipó que la firma está trabajado con fuerza ese objetivo, ya que consideran que representan la marca con mayor cantidad de fierros en el mercado y el desarrollo de una agricultura de precisión de vanguardia.
EXPERIMENTADOS. Hoy, los nuevos desarrolladores de tecnologías consideran que un operador experimentado en el manejo de implementos y maquinaria agrícola puede lograr el máximo de eficiencia, siempre y cuando el tiempo de trabajo no se extienda por más de 3 horas con sus respectivos intervalos.
Al mismo tiempo, estos expertos afirman que la diferencia es tangible a partir de la incorporación de inteligencia artificial y sensores a todos los fierros, porque las máquinas pueden cumplir entre 8 y 10 horas de trabajo ininterrumpidas, con un desempeño equilibrado, corrigiendo errores por sí mismas y bajando costos en la distribución precisa de insumos, combustible y rodaje.
“La tecnología está demostrado que en el largo plazo o cualquier jornada extendida es más eficiente que un operario”. La discusión está centrada en la generación de nuevos oficios y la necesidad de encontrar una masa laboral dispuesta a la supervisión y asistencia en días particulares como los fines de semanas, feriados y otras fechas festivas, donde el agro suele tener mucho trabajo y correr frente a las eventualidades del tiempo.
La paradoja deja ver que por encima de la experiencia, sigue faltando capacidad de trabajo y el nuevo desafío del mundo laboral; más allá del ejercicio en red, la capacitación e incorporación de conocimiento, pasa por la interrelación de los actores y la necesidad de personal humano para ejecutarlos.