Según el Ing. Agr. Gustavo Benzi, gerente de producción lechera del establecimiento Las Taperitas, es posible aprovechar los desechos orgánicos de la producción de porcinos y bovinos para generar un mayor aporte de abono natural a la superficie destinada a la agricultura.
El proyecto, que nació hace 4 años con el aporte técnico de la Universidad Nacional del Litoral, ha generado una potencialidad productiva sin parámetros en muchos establecimientos o empresas que cuentan con actividades intensivas asociadas al desarrollo de feedlots, la cría de cerdos y la lechería.
La idea de reutilizar fue el eje que impulsó el seguimiento –a escala real- de 300 hectáreas de suelos que vienen siendo recuperadas con distintos tipos de desechos.
“En principio, iniciamos una incorporación de sólidos que generamos en los corrales de engorde y desarrollo porcino. Luego probamos con semilíquidos que se generan a través del lavado de las salas de ordeñe y otras áreas productivas. Por último pasamos a los líquidos que forman parte del sistema de riego que tiene toda el área agrícola de Las Taperitas”, reconoció Benzi agregando que hay una solución en los sistemas agronómicos para alcanzar una agricultura responsable.
La experiencia, que viene siendo imitada por varios grupos de productores del centro oeste de la provincia de Santa Fe, cuenta con lagunas de decantación y permanencia con el objetivo de estabilizar los estiércoles que generan los animales.
“Los residuos se estabilizan, y luego se utilizan entre cultivos. Es decir en las temporadas de barbechos y antes de pasar a las siembras de invierno y verano, se procede a su aplicación en diversas parcelas y bajo lineamientos que indican los tipos de dosis”.
El proyecto, también ha evaluado los riesgos que se podrían producir por escurrimientos superficiales y el porcentual de nutrientes máximos que soportan los suelos destinados a la agricultura asociada con la ganadería. Asimismo cuenta con tecnologías modernas, ingresadas desde Francia y España, que facilitan la inyección de semilíquidos en el suelo junto con los nutrientes.
“Los desechos que generamos por acumulación en corrales de feedlot y tambos, se transforman en pilas de compostaje. Los llevamos a las cabeceras de los lotes agrícolas y son aplicadas en superficie, una vez que están estabilizadas y transformadas en materia orgánica”, subrayó Gustavo Benzi.
Por ahora, la empresa ha logrado reducción el costo en la utilización de fertilizantes químicos en un promedio de 105 dólares por hectárea. Es decir, por ciclo agrícola y en una base de 300 hectáreas bajo este sistemas, Las Taperitas optimiza recursos por el orden de 31 mil 500 dólares.
A futuro, el sistema de manejo alcanzará su implementación en 1800 hectáreas cultivables, con un ahorro cuantificado en 200 mil dólares de insumos.
Worms Argentina abre su centro de valorización y reciclado
La firma emblemática de lombricultura de nuestro país, inició su proceso de transformación hacia el tratamiento de residuos líquidos y sólidos orgánicos no peligrosos de grandes industrias.
En un previo de 18 hectáreas, ubicadas en las cercanías de Arroyo Seco, el proyecto incluye – a su vez- una planta de procesamiento de neumáticos en desuso. Se estima que tendrá capacidad para separar el acero, tela y caucho de 12 mil cubiertas por día, las cuales serán transformadas en un 60 % de grano en polvo y un 40 % en baldosas, tejas y elementos de señalética de caucho.
Desde hace un tiempo, Worms Argentina abandonó un sistema complejo de transformación de residuos orgánicos con grandes municipios para pasar al reciclado de aceites y barridos de cereales y oleaginosas que generan las grandes industriales del complejo agroalimentario de Rosario. El proceso consiste en la separación y filtrado de los aceites, junto a la incorporación de lombrices para la elaboración de humus sólido, en la última etapa del circuito.
El resultado es la elaboración de un compost para la recuperación de suelos que se comercializa a granel en grandes establecimientos fruti hortícolas del país.
Si bien la lombricultura ha sido el eje de la empresa desde que se instaló nuestro país a fines de la década del ´90, hoy sus investigaciones avanzan hacia procesos biológicos con microorganismos propios del material que ingresa a la planta, el manejo de sus condiciones y la incorporación de otros microorganismos y bacterias que vienen cultivando.
Por ahora, avanzan en la creación de un departamento de investigación y un laboratorio a cargo de expertos en microbiología. Parte del plantel, son técnicos especializados en los ingenios azucareros de Tucumán, que con manejo sustentable y un equilibrio entre lo químico y biológico lograron bajar los costos en la producción de la caña de azúcar en un porcentual cercano al 50 %.