La provincia cuenta con 25 molinos y una capacidad de molienda de 1 millón 300 mil toneladas. En 2019 se molieron aproximadamente 850 mil toneladas, mostrando que la capacidad utilizada abarca un 75% y la ociosa refleja un 35 por ciento.
Entre los principales inconvenientes, los molinos santafesinos no pueden trabajar a capacidad completa debido al alto costo energético que tiene la provincia.
Es decir, existe una restricción que impone la tarifa de la Empresa Provincial de la Energía (EPE), y aún no fue levantada más allá que hace casi una década se habló de energías renovables o alternativas para equilibrar el sistema.
Otro motivo coyuntural pasa por las dificultades de conseguir el grano, y el otro aspecto tiene que ver con la disminución eventual de la demanda.
Según el INTA, la capacidad de trabajo de los molinos santafesinos, debería promediar las 5.600 toneladas diarias, siempre y cuando el trabajo se realice durante las 24 horas del día, en tres turnos de 8 horas, cada uno.
El problema es preocupante si se considera que la molienda actual se mueve en una franja 24 a 600 toneladas diarias. Mucho más, si se observa que la capacidad de refinamiento o transformación del trigo en la provincia es del 40% de su producción y muy poco se hace para mejorar este desajuste.
“Durante la campaña precedente se molió el 25% de una producción cercana a los 3 millones 330 toneladas que se cosecharon en el 2019”.