En los últimos años, alcanzó los mercados internacionales con una exportación de calidad y excelencia, que es aclamada por muchos países del mundo. Principalmente por EE.UU. que resalta el color del licor (cobrizo) del té misionero.
Según la experta y sommelier argentina, Rocío Cáceres, este producto ha adoptado muchos matices y con el correr de los años revivió una cultura milenaria.
Hoy, los té en hebras, junto a innumerables combinaciones, vienen innovando y cautivado el paladar de aquellos que eligen reunirse en modernos “salones de té” para degustar sus tientes, diseños de mezclas y sabores. Dentro de sus cualidades, los beneficios para la salud son una de sus características más importantes, donde se lo destaca como desintoxicante, antioxidante, anticancerígenos, diurético y otras particularidades que hacen que muchas personas en el mundo lo incorporen en el consumo diario.
Lejos de un consumo estable, en Argentina sólo se toman 80 tazas de té, por habitante por año. Es decir, alrededor 160 gramos por persona.
A la vanguardia están Turquía con 3,14 kilogramos per cápita, Irlanda con 2,18; Gran Bretaña con 1,91 y Rusia con 1,36 kgs.