El especialista en administración y gobernanza, Rodrigo Goñi Moreno, reconoció que Argentina está en condiciones de sortear la crisis con nuevas oportunidades, y en la industria turística, las alternativas dan vueltas sobre la combinación del trabajo con el relax y esparcimiento, el ocio y descanso en los centros de salud o belleza, el turismo de cercanía que han comenzado a motorizar las grandes ciudades y el turismo rural en varias regiones.
“Este último es el que más cuadra en un marco de convivencia con la pandemia, donde la curva de contagios sube y baja de forma constante y propone altibajos durante un largo período de tiempo”, expresó agregando que el turismo rural está impulsando un nuevo marco en todo el mundo y podría ser una pausa para nuclear la idea de salir a trabajar y hospedarse en el intermedio en zonas rurales, campos o estancias preparadas para este marco de placer.
Por ahora, se sabe que varias regiones del mundo vienen trabajando sobre ello, y los españoles han tomado la delantera en estas nuevas variables.
“Están combinando el esparcimiento rural, la salud y la cercanía como los elementos para la recuperación y la posibilidad de recomponernos para todos lo que hemos atravesado, mediante tanto aislamiento y distanciamiento”, subrayó Goñi Moreno.
Este especialista, sostiene que la Argentina no debe perder el horizonte hacia el desarrollo de los circuitos turísticos rurales. ”Es el momento, ya que a medida que las provincias van liberando diversos rubros como gastronomía o sectores para deportes, lo primero que busca la gente es estar distante. Ahí, el turismo en áreas rurales muestra cierta comodidad, ya que los entornos con poca densidad de personas, generan tranquilidad.
En el análisis global, se estima que nuestro país por su diversidad de climas, regiones y paisajes naturales podría ser un próximo paraíso turístico y generar desde lo rural campestre y la aventura tantas divisas como la producción agropecuaria.
Es real, que todavía no se la comenzado a trazar ningún camino, aunque los primeros pasos se darían si se buscara desasociar la industria del turismo a un precio internacional.
“Es una tarea pendiente de los operadores turísticos y empresarios del sector. Tienen que comenzar a tener la lapicera ajustada para no cargar los precios en dólares, pensando sólo en un turismo del exterior, sino permitir que los argentinos disfrutemos de nuestras regiones con valores accesibles a nuestra realidad”.
A priori, las variantes que se vienen pasan por permitir las cancelaciones con poca anticipación (48 horas) y sin ningún costo o cargo adicional. En segundo lugar, generar ofertas con precios que incentiven como forma de mitigar tanta incertidumbre en las decisiones.
Por ahora, ambas son esquivadas por el turismo rural de Argentina. La mayoría afirma que es caro, demasiado improvisado y sigue estando aislado de las nuevas tecnologías que apaciguan el entorno y las distancias.