El 2023 podría dejar a gran parte de los productores agropecuarios en una situación de mucha dificultad por la falta de granos. Es posible que lleve años recomponerse de una situación histórica como la que se ha dado, donde la peor partida recaerá en el grueso del sistema agrícola del país, que está sentado sobre un 60 % de los campos arrendados.
Los márgenes son pequeños para soportar un golpe de esta naturaleza, donde la influencia de la guerra entre Rusia y Ucrania y otros factores de impacto comercial global han pasado a ser secundarios frente a la eventualidad climática.
Es decir, si el año pasado faltaban insumos (agroquímicos, fertilizantes), es posible que durante este ciclo sobren, ya que no hay mucho más por sembrar y lo que se implantó no pudo sortear lo perjudicial que sigue siendo la falta de agua en las áreas productivas de Argentina.
No es casual que en esta nueva edición de Expoagro, los créditos se hayan acomodado con tasas relevantes y atractivas para el segmento de maquinaria agrícola porque no hay muchos compradores si se considera al productor retraído desde el momento que empezó a ver que la sequía ponía en duda sus niveles de inversión.
Entonces resultan dispersos los plazos a 36 o 48 meses de los bancos que cayeron con una batería de ofertas para los fierros, encabezadas por el Nuevo Banco de Santa Fe al 39,27 % con un aporte del 11 % de la firma de maquinaria agrícola, sobre el 70 % del equipo y a 48 meses de plazo.
Detrás se encolumnaron el Banco Nación con una TNA del 50 %, el Banco Provincia y el Santander al 52 %, el Credicoop al 55 %, Banco Patagonia al 55,5 %, Macro y Francés al 57,5 %, el Banco de La Pampa al 63 % y el Galicia al 68,5 %. Todos con plazos entre 36 y 48 meses, con un porcentual de financiación sobre el 70 y 100 % del implemento o maquinaria y dependiendo del aporte del 10 al 15 % que resigna cada fábrica o industria metalmecánica.
Ahora, si el recorte para el maíz y la soja rondará los 7,5 u 8 millones de toneladas por cada cultivo, la pregunta de los productores apuntó a interpretar las consecuencias de la ausencia de granos, por encima de la disponibilidad de insumos, agroquímicos y fertilizantes.
Por ahora, se espera que la soja caiga de 34,5 a 27 millones de toneladas y el maíz lo haga de 42,5 a 35 millones tn. Para la oleaginosa sería un 200 % menos de producción que la campaña 2017/18 y la peor cosecha de los últimos 15 años. En proporción esto indica que lo mismo pasará con los insumos, agroquímicos y fertilizantes, donde a esto se suma que solo se vende lo que hay disponible, sin demasiadas alternativas e innovaciones.
En Expoagro se reclamó que se impulsen las ventas, pero con una buena financiación para todos. “Vemos las máquinas con créditos aceptables. Sin embargo, te das vuelta y los insumos vuelvan con financiación que no baja del 70, 80 u 90 %”, remarcó un grupo de productores de Ramallo.
Durante la muestra, el ministro de la Producción de Santa Fe, Daniel Costamagna planteó el tema sobre la financiación para insumos o capital de trabajo, En ese contexto, no dudó en afirmar lo alto de las tasas y la ausencia de disponibilidad de fondeos. “Estamos trabajando desde las Asociaciones para el Desarrollo con créditos que se van a monetizar a tasa cero y forman parte de los fondos que se empiezan a recuperar tras el Covid y podrían generar un nuevo esquema rotatorio de 4 mil millones de pesos para asistir estos temas y otros proyectos”, dijo anticipando lo que podría pasar después de la campaña gruesa.
Al mismo tiempo, reclamó la aprobación de la Ley de Manejo de Riesgo Agropecuario (con media sanción del Senado) ya que podría transformarse en una herramienta legal que solucione la problemática de líneas crediticias para capital de trabajo.
De manera global, la muestra reclamó no abandonar la digitalización, la innovación y la sustentabilidad. “Sin dudas que en todo esto mucho tiene que ver la utilización de nuevos insumos como herramientas necesarias para acompañar a los productores en cada momento de la campaña, con los desafíos que surgen”, subrayó Daniel Aguzín, líder comercial de Bayer Crop Science para Argentina y Uruguay quien –al mismo tiempo– anticipó la digitalización total del agro en menos de 10 años.
Una paradoja que tal vez tenga a muchos un poco mareados. Es decir, mientras gran parte de los productores discutían como salir del problema y con qué pagar los insumos que necesitan para la siembra fina, los actores más visionarios del campo recalcaban que es necesaria una mayor digitalización para mejorar los resultados. “Es el camino a tomar las mejores decisiones, más rápidas y basadas en datos. Tiene costos y barreras de acceso muy fáciles que permiten ahorrar químicos en un barbecho hasta tomar las mejores decisiones de ambientación y uso de los productos”, enfatizó Aguzín mostrando la otra cara de la moneda.
En el cierre, Expoagro reflexionó sobre la crisis y volvió de referenciarse como el centro de los negocios agropecuarios más moderno y tecnológico.
Por las calles se veían productores que comentaban que muchos insumos comprados no los usaron ante la imposibilidad de la siembra.
“Ojalá que acompañe el agua” se remarcó desde el sector ganadero, donde piensan que las lluvias de invierno los harán llegar mejor y recuperados a la primavera. Será mucho antes que el segmento agrícola, quién viene demostrando una caída en la aplicación de insumos y tecnologías; para apuntar a una mejor rentabilidad que le permita acomodarse.
La poca promoción de insumos, mostró claramente que no es el tiempo, porque no hay ánimo. “Todos estamos preocupados por el clima y la producción cuando –después de esta muestra– se empiece a cosechar lo que ha quedado. Se está pensando en otras cosas y la realidad es como salvar los trapos para la próxima campaña”, concluyó Gonzalo Del Piano, en gerente general de Agricultores Federados Argentinos (AFA).