Más de 1.500 productores participaron del Congreso de Maizar que se realizó esta semana en el complejo GoldenCenter de Parque Norte, en Buenos Aires. Es escenario que tuvo una amplia participación internacional, fue propicio para profundizar las políticas globales, en medio de tantos protocolos internacionales que le generan preocupación y distorsión a la producción y el grano.
En ese marco, los referentes de la Asociación del Maíz y Sorgo Argentino, le propusieron a sus socios más potentes de la región, la conformación de un bloque para discutir las políticas futuras que podrían frenar el nivel de exportaciones y agregado de valor.
Entonces, es posible que EE.UU., Brasil y Argentina intenten tomar las riendas en las discusiones científicas sobre nuevas variedades, genética, tecnología en semillas y aceptación de los productos fitosanitarios haciendo valer la capacidad de abastecimiento mundial –que con las 3 naciones– representa el 70 % de la producción mundial.
A futuro, esta posible coalición maicera podría modificar la visión del negocio agropecuario, ya que la propuesta se enmarcó en acciones de dialogo constante para atenuar a la Unión Europea en sus decisiones que podrán valerse por dogmas y no por fundamentos probados mediante la ciencia.
Por su parte, los referentes de Brasil y EE.UU., resaltaron que la iniciativa sería posible si Argentina sale de una posición tan tímida en el escenario agropecuario internacional. “El mundo esperaba más de la agricultura de esta Nación”, Cary Sifferath el empresario vicepresidente de US Grains Council del Estado de Iowa.
Al mismo tiempo, expresó su preocupación por las dificultades de los productores argentinos y las políticas públicas internas. “Sabemos que el comercio es la consecuencia de un proceso previo contras las barreras comerciales. Hoy, muchas están travestidas por discusiones hacia la biotecnología, la forma de producción y otros factores extremos”, subrayó reconociendo que para abordar estos temas, es necesario tener soluciones sobre los problemas internos que son potencia en la producción del maíz.
Por su parte, los empresarios brasileños resaltaron la necesidad de dejar de ser importadores de alimentos a grandes productores y transformadores de los mismos, para dar una señal clara de los objetivos a enfrentar en conjunto durante esta nueva década.
En Maizar, se intercambio mucho sobre las políticas públicas y el agregado de valor del grano. De hecho, se resaltó la perdida de oportunidades y generación de divisas por no avanzar en las innumerables transformaciones que tiene el grano.
“Hay que producir más, incorporar valor agregado y de manera sustentable”, resaltó Alfredo Paseyro directivo de la organización.
El empresario reclamo a los productores, ser conscientes en estas producciones tan sensibles que derivan en alimentos.
A su tiempo, remató diciendo que “quien tiene hambre, no cuenta con la capacidad de pensar”.
Según Paseyro, en este caso, la responsabilidad es mayor, ya que en muchas regiones del mundo las hambrunas y disponibilidad de suministros o alimentos son urgentes.
“El maíz siempre esta. Para esta tipo de urgencias y genera compromisos. El nuestro es crecer productivamente, generar horizontes que expresen su máximo potencial y complementen al sector productivo argentino”.
Clima de cambio
Esta semana, los referentes del congreso de Maizar, invitaron a todos los actores de la cadena y los segmentos productivos a reconocer las externalidades positivas del bioetanol de maíz. El primero para por un ahorro por el orden del 70 % en la emisión de gases de efecto invernadero, si se lo compara con las naftas. El segundo punto, está en la observación hacia este biocombustible porque no emite material particulado y eso –en las grandes urbes– termina mejorando la calidad del aire que se respira.
“Estamos hablando de bondades que ayudan a mitigar el cambio climático, mejorar la salud pública y dar parte de la solución a la futura matriz energética de Argentina”, aseguró Accastello en su mirada particular por el cereal y categorización como un grano mágico.